Es triste ver como nuestra formación humana no consulta los intereses de la sociedad con la que compartimos, son necesarias unas reglas forzosas que obligan a cumplir algunos parámetros de comportamiento y aun así los violamos o los violentamos; hace muchos años no comparto esa frase “el hombre nace bueno, la sociedad lo corrompe”, claro no voy a elucubrar sobre la profunda filosofía del tema, solo hago referencia a la explicación natural taxativa de la misma.
El hombre no nace bueno, por razones obvias, no conoce la sociedad, no tiene guía de comportamientos, no está preparado para asumir el rol de persona y ciudadano, para ello está, las reglas generales, que marcan la ruta de comportamiento de las personas y cuya violación implica sanciones, si se cumplieran el mundo no tendría tanto problema, aunque estos es imposible erradicarlos, la condición humana en principio es animal y como dijo: Cretien de Troyes, en su obra. “El CUENTO DEL GRIAL: “Ardua tarea es enseñar a un necio, no entiende más que tomar las armas por mucho que se le diga y se le ruegue”.
Dedico esta nota a todos mis amigos con la esperanza de ser entendido solo en la expresión real del texto, dicen que: “nadie da más de lo que tiene” parece que es un axioma de verdad incuestionable, “no se le puede pedir peras al olmo” y todo parece indicar que según fue nuestra crianza y formación desde la niñez y la juventud, es la respuesta que entregamos a la sociedad que nos rodea.
Bueno sentir que como humano se tienen pasiones, que afloran todos los sentimientos y debilidades humanas pero que somos capaces de refrenarlas, contenerlas y direccionarlas, grave cuando son estas debilidades humanas las que nos guían y hacen de nuestro ser un objeto de esas debilidades, nos queda la reflexión sin cortapisas, si nacimos torcidos difícilmente nos enderezamos.
Educad al niño para no tener que castigar al adulto.
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